Las compañías azucareras dicen que el aire es saludable.
Las compañías azucareras dicen que el aire es saludable.
ProPublica es una sala de redacción sin fines de lucro que investiga abusos de poder. Regístrese para recibir nuestras historias más importantes tan pronto como se publiquen. Este artículo fue elaborado en asociación con The Palm Beach Post, que es miembro de Red de Reporteros Locales de ProPublica
En el otoño de 2019, los hermanos Donovan y Jayceon Sonson pasaron ocho semanas en camas de hospital, luchando por respirar.
Los niños, que entonces tenían 5 y 6 años, habían desarrollado infecciones de las vías respiratorias superiores además del asma grave que habían padecido desde que eran pequeños.
Cada vez que salían de su apartamento, llevaban su "caja de medicinas", un recipiente de plástico lleno de inhaladores rojos, esteroides recetados y un nebulizador color rosa con forma de gatito. Cuando el hospital les dio de alta a los niños justo antes del Día de Acción de Gracias, los médicos enviaron a la familia a casa con orientaciones sobre cómo protegerlos de episodios futuros.
Una de las instrucciones decía: "Mantenga a su hijo alejado del humo de segunda mano".
Thelma Freeman, la abuela de los niños, miró la nota. Ella no fumaba ni nadie en su casa. El problema estaba a su alrededor, pensó, no proveniente de los fumadores sino de algo que proporciona miles de empleos en su ciudad: la industria azucarera.
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Freeman y sus nietos se encuentran entre las 31.000 personas que viven en los pueblos que salpican Glades, una región agrícola en Florida definida por sus vastos cañaverales que producen más de la mitad de la caña de azúcar del país.
Casi todos los días durante el invierno y la primavera, las empresas azucareras prenden fuego a docenas de cañaverales en el oeste del condado de Palm Beach. Estas quemas son un método de cosecha que deja a la planta sin sus hojas externas pero libera humo dañino.. Los residentes de la zona llaman "nieve negra" a la ceniza resultante que cubre su comunidad.
Nota: Las columnas de humo son proyecciones diseñadas por una agencia estatal que supervisa los permisos de quema.Cada quema dura menos de una hora, pero un promedio de 25 cañaverales fueron incendiados cada día en los cuatro meses analizados por The Palm Beach Post y ProPublica. La práctica afecta desproporcionadamente a los residentes en Pahokee, Belle Glade y South Bay, donde aproximadamente un tercio de la población vive en la pobreza. El humo rara vez llega a ciudades más ricas y blancas comoWest Palm Beach..
Nota: Las proyecciones de humo de las quemas entre diciembre de 2020 y abril de 2021 se muestran en conjunto.// Blank card //
Durante años, los residentes en el corazón de Florida se han quejado del humo y las cenizas que cubren este mosaico de comunidades mayoritariamente negras e hispanas.
Y durante años, los funcionarios estatales de salud y medio ambiente han dicho que el aire es saludable para respirar. También lo asegura la industria azucarera, el mayor empleador de la región, con más de 12.000 trabajadores durante la temporada de zafra de seis meses.
Esa batalla ahora se ha intensificado en la corte federal. En lo que quizás sea el desafío más grande en años para la multimillonaria industria, los residentes de Glades están demandando a las empresas azucareras, alegando que la contaminación por la quema de cañaverales daña la salud de los residentes. La industria niega esas afirmaciones, argumentando en fecha tan reciente como noviembre que un monitor de aire administrado por el gobierno en Belle Glade mostró que el área cumple con la Ley de Aire Limpio, la legislación histórica de 1970 destinada a proteger al público de la contaminación.
¿El problema? Los funcionarios estatales descubrieron que el monitor funcionaba mal desde hace ocho años y, hasta junio, todavía no estaba apto para evaluar el cumplimiento de la Ley de Aire Limpio. Los documentos obtenidos a través de solicitudes de registros públicos muestran que el Departamento de Protección Ambiental de Florida señaló que el monitor estaba defectuoso en 2013, y les informó a sus contrapartes federales que no cumplía con estrictos estándares de precisión ni era adecuado para determinar si la calidad del aire cumplía con los requisitos descritos en la ley federal.
Reemplazar el monitor podría costarle al estado hasta $ 35,000. Pero incluso si funcionara correctamente, el marco estatal y federal para medir la calidad del aire no capta el impacto de la quema de caña de azúcar, encontró una investigación de The Palm Beach Post y ProPublica.
Esto se debe a que los reguladores federales se basan en promedios anuales y de 24 horas para rastrear un tipo de material particulado -una mezcla inhalable de contaminantes y partículas de desechos relacionados con enfermedades cardíacas y pulmonares-, que se emite al quemar la caña. Estos promedios a veces ocultan la contaminación a corto plazo, una característica típica del proceso de cosecha de Florida.
The Post y ProPublica se propusieron ver cómo es el aire en Glades durante las quemas de caña. Los reporteros analizaron los permisos de quema y los datos de la columna de humo del Departamento de Agricultura y Servicios al Consumidor de Florida, que proyectaban hacia dónde se desplazaría el humo. También trabajaron en estrecha colaboración con seis expertos en calidad del aire y salud pública de universidades de todo el país, incluidos tres en Florida, así como con residentes, para colocar sensores de aire exterior que midieran el material particulado. Las mediciones no estaban destinadas a evaluar el cumplimiento de la Ley de Aire Limpio. Más bien, el objetivo era ver si los residentes estaban expuestos a contaminantes del tipo que los sistemas de monitoreo actuales pasarían por alto.
Y estaban expuestos.
Según nuestro análisis, los sensores capturaron picos repetidos de contaminación en los días en que el estado autorizó la quema de caña y proyectó que el humo soplaría hacia los residentes. Si bien el material particulado puede provenir de varias fuentes, los expertos en monitoreo del aire dijeron que los hallazgos sugieren que la contaminación probablemente provenga de las quemas de caña. Estos picos a corto plazo, que duraron menos de una hora, a menudo alcanzaron cuatro veces los niveles promedio de contaminación en el área. Los expertos en salud y calidad del aire agregaron que esta exposición presenta riesgos para la salud humana tanto a corto plazo como a lo largo de los meses de la temporada de quemas.
Otros importantes países productores de azúcar están buscando poner fin o limitar drásticamente la quema de cañaverales, reconociendo que la práctica es dañina porque somete a las personas cercanas a muchos de los mismos contaminantes que provienen de fumar tabaco, aunque con menos intensidad que la inhalación de un cigarrillo con filtro. Brasil, que produce más del 20% del azúcar de caña del mundo, ha estado eliminando gradualmente la práctica durante más de una década después de que los investigadores expresaron su preocupación por las emisiones de material particulado.
Cada año en Estados Unidos decenas de miles de personas mueren prematuramente por exposición a partículas. Las personas de color están expuestas de manera desproporcionada, según una investigación publicada en abril.
Palm Beach emite más material particulado de los incendios agrícolas que cualquier otro condado a nivel nacional, según los estimados de emisiones de la Agencia de Protección Ambiental (EPA por sus siglas en inglés) de 2017, el último año del cual existen datos disponibles. Esas emisiones son casi en su totalidad subproductos de la quema de caña: el 98,5% de la superficie agrícola quemada en el condado desde 2010 ha sido para la caña de azúcar, según datos del Departamento de Agricultura del estado.
Los expertos que revisaron el análisis de sensores de The Post y ProPublica dijeron que los hallazgos sugieren que los legisladores deberían reforzar el monitoreo del aire en Glades, comenzar a considerar picos de contaminación a corto plazo que actualmente no están incluidos en los estándares federales del aire y estudiar la exposición de la comunidad a estos contaminantes.
Mientras los residentes y la industria luchan en los tribunales, los funcionarios federales también han estado considerando cambios. Bajo la administración del ex presidente Donald Trump, la EPA sopesó, y rechazó, fortalecer la regulación del material particulado, que podría haber incluido un umbral más bajo para promedios de 24 horas o requisitos para medirlo en períodos más cortos. En junio, la EPA bajo el presidente Joe Biden anunció que revisaría esa decisión, reconociendo que la evidencia muestra que la exposición a corto y largo plazo a partículas pueden dañar la salud de las personas, "provocando infartos cardíacos, ataques de asma y muerte prematura".
Pero mientras la agencia federal considera más protecciones para la salud pública, los legisladores de Florida tomaron una dirección diferente esta primavera, aprobando una legislación para proteger a los agricultores de los desafíos legales por la contaminación del aire. Algunos funcionarios electos argumentaron que no hay evidencia de mala calidad del aire en la región azucarera del estado. El gobernador Ron DeSantis promulgó el proyecto de ley en abril.
U.S. Sugar y Florida Crystals, los dos mayores productores de azúcar de la región, cuestionaron el análisis de The Palm Beach Post / ProPublica, criticando los métodos de análisis del aire de las organizaciones de noticias. Las empresas elogiaron la calidad del aire de Florida, citando nuevamente datos del Departamento de Protección Ambiental del estado.
“Al ignorar estos datos y, en cambio, utilizar datos no calificados y llenos de errores para crear una narrativa falsa y engañosa, estos medios están causando deliberadamente dudas e incredulidad que socavarán la confianza que las comunidades de Glades tienen en su sistema de salud pública en un momento tan crítico”, dijo un portavoz de US Sugar.
Florida Crystals también enfatizó el conocimiento de sus expertos al criticar el análisis de las organizaciones de noticias. En un comunicado, la empresa citó su inversión en "tecnologías innovadoras" y su misión de "suministrar alimentos de manera sostenible".
”Nuestro compromiso con las prácticas agrícolas avanzadas e inteligentes y con ser un miembro responsable de nuestras comunidades está arraigado en nuestra herencia en la agricultura familiar generacional, que nos llevó a ser pioneros en la agricultura orgánica de caña de azúcar en EEUU en la década de 1990 y continúa impulsando nuestra visión hoy y de cara al futuro”, dijo la compañía.
a un bot de texto
Sin embargo, los habitantes del área revelan una realidad diferente. En el transcurso de un año, The Post y ProPublica hablaron con docenas de residentes, maestros, conserjes, médicos, enfermeras y trabajadores agrícolas de Glades sobre sus experiencias con la quema de cañaverales. Algunos respondieron a los mensajes de texto automatizados enviados cuando las personas encargadas del monitoreo en las salas de redacción detectaron picos de contaminación, lo que permitió a los residentes compartir descripciones del humo y sus reacciones en tiempo real.
Muchos de estos relatos trazan la imagen de una comunidad que a menudo no tiene más remedio que permanecer en el interior de sus hogares para evitar el humo y las cenizas del exterior.
Freeman mantiene a sus nietos adentro cuando ve nieve negra, casi todos los días durante seis meses al año, dijo. Una tarde de febrero, Donovan, agarrando su carriola, trató de pasar desapercibido detrás de ella en el porche techado de su apartamento en Pahokee. Era la tercera vez que el niño de 7 años salía afuera ese mes.
Presionando la palma de su mano contra el pecho del niño, Freeman lo detuvo antes de que llegara al césped. "Hoy no, cariño", dijo. Había ceniza en el aire, que se posó sobre la hierba y un columpio improvisado que colgaba de un árbol.
"¿Por qué arriesgarme cuando sé lo que pasará?", comentó.
Para llegar a Glades desde Palm Beach, debes conducir unas 40 millas al oeste, un tramo recto por la Carretera Estatal 80 desde la casa del ex presidente Trump en Mar-a-Lago. Las mansiones frente al mar y las comunidades suburbanas de lujo dan paso a vastas extensiones de cultivos verdes y letreros amarillos en las carreteras que advierten del humo. Al final, en medio de los exuberantes campos, hay una serie de pequeños pueblos formados por casas modestas a lo largo de calles deterioradas, viejos edificios de apartamentos y parques de casas rodantes.
Ubicada entre el lago Okeechobee y los Everglades, el terreno está compuesto de lodo negro rico en nutrientes, ideal para el cultivo de caña. El gobierno de los Estados Unidos transformó la región a principios del siglo XX al construir una represa en el lago y drenar el agua en su curva sur, convirtiendo el pantano en una meca agrícola.
U.S. Sugar fue la primera empresa que se instaló en la región, en la década de 1930. Florida Crystals le siguió en la década de 1960. Las dos pronto se convertirían en las mayores productoras de azúcar de caña del país. Actualmente hay más de 410,000 acres de caña, el cultivo agrícola más grande concentrado en una sola área en el estado.
Los agricultores de Florida produjeron 21 millones de toneladas de azúcar de caña en la temporada de zafra 2019-2020, lo que representa más de la mitad del suministro del país. El Departamento de Agricultura de EEUU estimó el valor de las cosechas de caña de azúcar de Florida en alrededor de $ 648 millones en 2019, el año más reciente del que existen datos disponibles.
Si bien la industria azucarera genera empleos en el área, las comunidades de Glades siguen estando entre las más pobres del estado. De hecho, en la década de 1980, Belle Glade estaba "tan atormentada por la pobreza y el SIDA que se envió allí a novatos del servicio exterior a prepararse para el Tercer Mundo", escribió Michael Grunwald en su libro "The Swamp" (El Pantano), una historia de los Everglades. Poco ha cambiado desde entonces. Actualmente, el ingreso familiar promedio ronda los $24,000, menos de la mitad del promedio estatal.
El área es el hogar de trabajadores agrícolas migrantes de América Central y el Caribe, así como de familias afroamericanas e hispanoamericanas que han vivido en los Glades durante generaciones. Muchos dependen de la industria azucarera para obtener empleo.
Quemar la caña es el método más barato para prepararla para la cosecha, lo que permite a las empresas azucareras maximizar las ganancias.
Para hacer frente al humo y la "nieve negra" -las ráfagas de ceniza que llegan a los vecindarios-, los residentes han adoptado una serie de reglas no escritas: si no puede cerrar las ventanas en el calor, presione un filtro de aire acondicionado contra la abertura para mantener el humo fuera; entrar rápido a los niños con la primera bocanada del familiar y acre hedor; cepillar las cenizas de su ropa en lugar de frotarlas de lo contrario la mancharán; y, lo que es más importante, tenga cerca un inhalador o nebulizador.
La temporada de quema de cañaverales provoca un incremento de la afluencia de pacientes a clínicas y hospitales que se quejan de problemas respiratorios, dijeron médicos y enfermeras.
“Básicamente, aprendí cómo tratar el asma cuando me mudé aquí”, dijo Beverly Jean Hunt, quien se mudó desde Miami en 1995 y es enfermera registrada en un consultorio pediátrico en Belle Glade. “[Los pacientes] casi se acostumbran a ello y saben que tienen que venir pronto. Nos dicen, 'la temporada de zafra está comenzando', para obtener con antelación sus recetas de medicamentos para el asma".
En algunas escuelas, los administradores advierten sobre condiciones de humo en anuncios en todos los campus. Los maestros dicen que, durante la temporada de quema, cancelan el recreo al aire libre y envían a los niños a casa después de ataques de asma.
“Las condiciones pueden ser insoportables”, comentó Sayed Moghani, profesor de matemáticas en la escuela secundaria Pahokee. "A veces, cuando los niños pierden demasiadas clases, hago visitas domiciliarias para ver cómo están y descubro que sus padres simplemente los dejaron en casa de manera preventiva debido al asma y al humo".
A pesar de quejas como esta de los educadores, la industria está tan entrelazada con la comunidad que alquila terrenos del distrito escolar local. La escuela primaria Rosenwald en South Bay recauda alrededor de $ 7,000-12,000 al año de U.S. Sugar, que cosecha caña en terrenos propiedad del distrito, adyacentes al campus, informaron Type Investigations y Grist el año pasado. The Post y ProPublica identificaron dos contratos adicionales de arrendamiento de terrenos que el Distrito Escolar del condado de Palm Beach tiene con las empresas azucareras: uno cerca del campus de la escuela secundaria Pahokee y otro cerca de la estación de autobuses del distrito en Belle Glade.
Desde 2015, algunos residentes de Glades han comenzado a luchar contra la práctica de quema de cañaverales, y trabajan con la organización ambientalista Sierra Club en una campaña para ponerle fin.
Otros han logrado evitar que el humo llegue a sus vecindarios. En 1991, las comunidades suburbanas más ricas de Wellington y Royal Palm Beach, al este de los campos de caña, inundaron a los funcionarios estatales con quejas sobre el humo y el hollín que llegaban a sus hogares.
El Departamento de Agricultura de Florida actuó rápidamente: prohibió a los productores de azúcar quemar cuando el viento soplaba hacia el este.
Los funcionarios del Departamento de Agricultura, que está a cargo de regular la quema de cañaverales, dijeron en ese momento que estaban respondiendo a intensas críticas y a una población en crecimiento que necesitaba protección contra el humo que agrava la contaminación urbana. "Estamos tratando de eliminar los problemas potenciales de las personas que tienen que respirar la ceniza y lidiar con las cosas que caen sobre sus autos y en sus piscinas", dijo entonces David Utley, un funcionario de agricultura.
Aproximadamente 35.000 personas vivían en Wellington y Royal Palm Beach a principios de la década de 1990, cuando surgieron las quejas por primera vez. Hoy, unas 31.000 personas viven en Glades.
El esfuerzo más reciente en el área pareció impulsar a la comisionada de Agricultura Nikki Fried a anunciar una serie de cambios en el programa estatal de quema de caña de azúcar en octubre de 2019. Restricciones como denegar permisos cuando la calidad del aire es mala, minimizarían el impacto del humo, dijo el departamento.
El Servicio Forestal de Florida, el brazo del Departamento de Agricultura a cargo de la quema de caña, denegó más permisos desde octubre de 2020 hasta marzo de 2021 que lo que había hecho en promedio en las últimas cinco temporadas de zafra, rechazando alrededor del 12% de las solicitudes en comparación con aproximadamente 5 % en el pasado. Los funcionarios del Servicio Forestal dijeron que denegaron las solicitudes los días en que las proyecciones de viento sugerían que el humo no se dispersaría. Aun así, las autoridades finalmente autorizaron aproximadamente la misma cantidad total de quemas que en el pasado, con unos 11,000 incendios aprobados durante toda la temporada, según muestran los datos del departamento.
Los cambios autorizados por Fried no impiden que se quemen cañaverales cuando el viento sopla en dirección a Glades, y residentes y defensores del medio ambiente dicen que las regulaciones han hecho poco para aliviar el impacto del humo que llega a los vecindarios.
Mientras tanto, representantes de la industria azucarera han defendido ferozmente la quema de cañaverales, negando que cause grandes problemas de contaminación o salud.
U.S. Sugar publicó recientemente un anuncio en una valla publicitaria en Belle Glade que decía: "El aire aquí es más limpio que en las áreas urbanas congestionadas".
En Tallahassee, la industria azucarera maneja una de las fuerzas de cabildeo más formidables de Florida. U.S. Sugar y Florida Crystals han gastado individualmente más que todas las demás empresas del estado en cabildeo a nivel administrativo y legislativo desde 2018, cuando el estado abrió por primera vez su base de datos digital de pago de cabilderos, según un análisis de Post y ProPublica. Superan en gastos a gigantes corporativos como Walt Disney Co., Florida Power & Light y HCA Healthcare.
En ocasiones, las dos empresas azucareras emplearon en conjunto una cantidad de cabilderos que supera la de senadores estatales. A pesar de las objeciones de los grupos ambientalistas, han logrado presionar a los legisladores para que cambien las regulaciones ambientales con respecto a las políticas sobre el agua que afectan las operaciones agrícolas.
Pero el cabildeo es solo una de las razones por las cuales las empresas azucareras tienen tanta influencia; la otra son los empleos.
La industria es la más grande de Glades, y emplea a más de 12.000 trabajadores tanto residentes temporales como permanentes durante la época de cosecha, que dura unos seis meses. Cualquier cambio en las prácticas de cosecha tendría un "impacto económico significativo", dijo Judy Sánchez, vicepresidenta de U.S. Sugar, a The Post y ProPublica en una entrevista.
"Para muchos de nosotros, esta es la única forma de ganarnos la vida", afirmó Phyllis McAllister, una maestra local cuyo esposo se jubiló de un trabajo en un ingenio azucarero debido a problemas respiratorios que su médico atribuyó a "pulmones débiles".
"Sería bueno terminar con la quema", dijo McAllister, "pero no quiero que mis vecinos pierdan sus empleos".
Los funcionarios locales están de acuerdo, haciéndose eco de la línea de la empresa. “Si fuera posible detener el humo y mantener todos nuestros trabajos, ¿por qué no? Pero no lo es ”, comentó el alcalde de South Bay, Joe Kyles.
Si bien los ejecutivos azucareros estadounidenses argumentan que no pueden reestructurar sus procesos productivos, el país es un caso atípico en el escenario mundial. Estados Unidos es el cuarto productor mundial de azúcar. China es el único otro de los cinco principales países productores de caña de azúcar que no ha tomado medidas para poner fin a la quema de cañaverales.
En la última década y media, los otros tres principales países productores de azúcar se han alejado de la quema, ya que los investigadores y los funcionarios públicos han expresado su preocupación por un subproducto específico de la práctica: partículas finas o PM2.5. Las toxinas son tan pequeñas (1/30 del ancho de un cabello humano) que pueden inhalarse fácilmente, inflamando la garganta en su camino hacia los pulmones y, en algunos casos, llegando al torrente sanguíneo.
En 2007, investigadores de Brasil, líder mundial en producción de azúcar, encontraron vínculos entre la exposición al humo de los campos de caña y el aumento de las hospitalizaciones por asma. Las autoridades respondieron a las preocupaciones por la contaminación con un plan para dejar de quemar por completo y eliminar en cambio las hojas de caña con cuchillas antes de cosechar el azúcar. Brasil todavía quema caña en la actualidad, pero tiene planes de eliminar gradualmente la práctica dentro de una década.
Del mismo modo, Tailandia ha restringido la quema mientras avanza hacia una prohibición total en los próximos dos años. Un estudio estimó que a los productores les costará entre $ 3 y $ 6 más por tonelada de azúcar cosechar la caña sin quemarla. En mayo, publicaciones noticiosas vietnamitas informaron que el gabinete de Tailandia aprobó un programa de subsidios de 192 millones de dólares para ayudar a los agricultores en la transición, después de las quejas de estos sobre el impacto financiero. Algunos desafiaron la prohibición quemando sus cañaverales por la noche, informaron medios tailandeses.
La India, el segundo mayor productor de azúcar, ya ha prohibido y criminalizado la quema de los cultivos. Las autoridades han multado e incluso arrestado a algunos que violaron la prohibición, según informes de los medios indios.
Florida Crystals dijo que el sur de Florida no debería compararse con países extranjeros, y señaló que las prácticas agrícolas, las condiciones del suelo y del clima y las regulaciones en otros lugares son diferentes. La empresa también destacó el importante papel que desempeñaron los subsidios gubernamentales en otros países en la transición para dejar de quemar.
Sin embargo, incluso en Estados Unidos los intereses azucareros en un estado, Louisiana, han realizado cambios. Los agricultores modificaron sus prácticas de quema a mediados de la década de 1990, después de que los reguladores estatales presionaron por un cambio en respuesta a cientos de quejas anuales de los residentes sobre el humo. En lugar de quemar la caña mientras está en el campo, como hacen los agricultores en Florida, la mayoría de los agricultores de Louisiana ahora cortan la caña antes de quemarla, dijo Joey Breaux, comisionado asistente del Departamento de Agricultura del estado.
Esa quema postcosecha produce un fuego menos intenso y, a su vez, menos humo y hollín, lo que generó menos quejas, explicó Breaux. Debido a que Louisiana no rastrea las quemas de campos individuales como lo hace Florida, es difícil verificar el impacto de la contaminación en Louisiana y comparar los dos estados. En entrevistas, funcionarios de Louisiana dijeron que el Departamento de Agricultura había visto una fuerte caída en las quejas desde mediados de la década de 1990. Cuando se les preguntó por las quejas sobre la quema de caña desde 2015, los funcionarios proporcionaron solo ocho.
En la misma década en que Louisiana estaba tomando medidas, la EPA federal se preocupaba cada vez más por el material particulado. Varias investigaciones relacionaron las PM2.5 con enfermedades cardíacas y pulmonares, asma y muerte prematura.
En 1997, la EPA estableció estándares nacionales de calidad del aire que tienen como objetivo reducir la exposición a contaminación para proteger la salud pública. Los reguladores encargaron a cada estado la responsabilidad de monitorear el aire.
En Florida, esa tarea recae en el Departamento de Protección Ambiental, que mide las PM2.5 y otras toxinas utilizando una red de monitores de aire, equipos que pertenecen y son operados por los departamentos de Salud locales. El estado, a su vez, envía esos datos a la EPA, donde los funcionarios federales determinan las posibles infracciones.
Pero en 400,000 acres de cultivos de azúcar que abarcan tres condados, solo hay un monitor, en Belle Glade. Colocado en un complejo gubernamental junto a la clínica gratuita y la cárcel local, hace ocho años se señaló que el monitor de aire no era apto para hacer cumplir los estándares de la EPA. En comparación, el resto del condado de Palm Beach tiene tres monitores, todos ubicados en vecindarios suburbanos o ciudades, todos registrando datos para hacer cumplir esos estándares. Esto se debe a que, según la Ley de Aire Limpio, la población es un factor principal a la hora de decidir dónde colocar los monitores. Los reguladores ambientales originalmente diseñaron las reglas para proteger a grandes poblaciones de la contaminación industrial.
Eso ha dejado áreas rurales como Glades con muchos menos monitores y a franjas del país sin supervisión alguna. Más del 65% de los condados de Estados Unidos no tienen un monitor de la EPA, que puede costar entre $ 10,000 y $ 35,000 según el modelo. La agencia está buscando formas de mejorar la supervisión de la calidad del aire en las áreas rurales, incluyendo los lugares con quemas agrícolas, dijo un portavoz.
Al menos al principio, el estado tenía la intención de utilizar el monitor de Belle Glade, instalado en 2009, para evaluar el cumplimiento de las regulaciones de EPA. Sin embargo, en cuatro años, los funcionarios estatales notaron algo extraño. Habían utilizado dos métodos de monitoreo en el sitio de Belle Glade para determinar la precisión de las mediciones de contaminación del monitor, una práctica normal para las agencias de monitoreo del aire. Las mediciones de contaminación entre los dos diferían entre un 23% y un 43%, y cada método de monitoreo producía mediciones más bajas y más altas en ocasiones, muy por fuera de los requisitos necesarios para cumplir con los estrictos estándares de calidad de la EPA.
El siguiente monitor más cercano, a unas 30 millas al este en Royal Palm Beach, en las afueras de la región azucarera, también arrojó lecturas imprecisas.
En registros separados obtenidos por los medios de comunicación, el Departamento de Protección Ambiental de Florida le escribió a la EPA para pedirle a la agencia federal que eliminara ambos monitores de calidad de aire de su red nacional, que la EPA utiliza para implementar la ley federal. La EPA aprobó la remoción, lo que significa que los funcionarios federales ya no pueden usar el monitor para responsabilizar a los responsables de la polución si encuentran violaciones de la Ley de Aire Limpio.
Algunos estados, después de detectar un problema, van más allá de lo que exige la ley federal, al reemplazar monitores, agregar más o adoptar otros modelos para recopilar mejores datos. En California, por ejemplo, las autoridades colocaron monitores portátiles de PM2.5 durante los incendios forestales el año pasado para mejorar el monitoreo de la contaminación.
Y en otros lugares, debido al crecimiento de la población, se requiere que el estado reemplace el monitor; eso es lo que sucedió con el monitor Royal Palm Beach de Florida en 2017, según un informe del Departamento de Protección Ambiental de ese año.
Pero el monitor original de Belle Glade, el mejor posicionado para captar la contaminación agrícola, se mantuvo allí por lo menos hasta el mes de junio.
Alexandra Kuchta, portavoz del Departamento de Protección Ambiental del estado, defendió el monitor y dijo que no tenía el fin de proporcionar datos para hacer cumplir la Ley de Aire Limpio. En cambio, se utiliza para proporcionar información más general sobre cómo está el aire según el Índice de Calidad del Aire (AQI por sus siglas en inglés), una herramienta que le dice al público si el aire es bueno, insalubre o peligroso. El AQI está alimentado por monitores que no tienen que cumplir con los estrictos estándares de precisión de la EPA.
Los estudios académicos y reportes de noticias, sin embargo, han cuestionado la capacidad del AQI para medir con precisión los riesgos de contaminación. Por ejemplo, un informe de Reuters el año pasado destacó la explosión de una refinería de petróleo en Filadelfia; el AQI mostró ese día como uno de los más limpios del año en la ciudad, a pesar de que el dueño de la refinería informó que la explosión había liberado grandes cantidades de químicos peligrosos.
El uso del monitor en Florida es preocupante, opinó Ricardo Cisneros, profesor de salud ambiental en la Universidad de California en Merced, y experto en monitoreo de la calidad del aire. Señaló que las autoridades de California utilizan el mismo modelo de monitor y generalmente es conocido por producir lecturas de contaminación muy precisas, por lo cual las discrepancias del monitor Belle Glade son especialmente preocupantes.
"Posees datos que ahora dicen que tienes un instrumento que no está funcionando correctamente", comentó Cisneros, quien a pedido de The Post y ProPublica revisó los documentos estatales que describen los problemas del monitor. "Yo cuestionaría su validez".
Después de que los medios de comunicación comenzaron a hacer preguntas sobre el monitor de aire de Belle Glade, Kuchta, la portavoz del Departamento de Protección Ambiental, dijo en enero que el condado de Palm Beach, cuyo Departamento de Salud es propietario del equipo, planea reemplazar el monitor "en el futuro". El nuevo monitor, que según un informe del departamento del 29 de junio se esperaba que se instalara en julio, cumplirá con los estándares de la EPA, agregó. El Departamento de Salud del Condado de Palm Beach no respondió a ninguna pregunta para este artículo.
Además del escaso monitoreo en áreas rurales, los expertos han identificado otras brechas en el sistema regulatorio que dejan a comunidades como Glades vulnerables. El principal de ellos es cómo mide la EPA el material particulado. Las autoridades usan promedios anuales y de 24 horas para determinar si el aire es saludable. Estas métricas fueron diseñadas para captar fuentes de contaminación de larga duración, lo cual significa que la contaminación a corto plazo, como el humo de las quemas de la caña de azúcar -que generalmente duran menos de una hora-, puede pasar desapercibido.
En papel, las áreas con ráfagas de contaminación pero con aire limpio fuera de estas tienen un promedio de niveles normales.
"Lo que los estándares no protegen muy bien son estas exposiciones localizadas", señaló el Dr. Mark Frampton, neumólogo de la Universidad de Rochester, que formó parte del Comité Asesor Científico de Aire Limpio de la EPA, el equipo encargado de evaluar los estándares del país para este tipo de contaminación.
por Residentes de Pahokee
Para tener una mejor idea de lo que los residentes de Glades estaban experimentando en tiempo real, The Post y ProPublica consultaron con un panel de seis expertos en calidad del aire, cinco de los cuales habían utilizado sensores de bajo costo para rastrear este indicador en otras partes del país. Bajo su guía, las organizaciones de noticias colocaron tres de esos sensores -fabricados por PurpleAir, con sede en Utah- fuera de las casas en Pahokee durante la temporada de quema de cañaverales. Dos de los sensores recopilaron datos durante cuatro meses. Un tercer sensor experimentó problemas técnicos, por lo que las organizaciones de noticias lo omitieron del análisis.
Las organizaciones noticiosas encontraron a las personas que colocaron los sensores en sus casas a través de una campaña de divulgación que incluyó enviar cartas a los maestros del área, tocar puertas para distribuir folletos y llamar a los votantes registrados. Ninguno de los anfitriones de sensores en sus hogares es parte del desafío legal en curso ni está afiliado a grupos ambientalistas.
Jose Fonseca, un trabajador del servicio de parques que se crió en Glades, fue uno de los que colocó un sensor en la casa. No tiene ningún problema de salud importante, pero a menudo experimenta ataques de tos cuando está al aire libre durante la temporada de zafra. Su madre, Sandra, también tiene dificultad para respirar cuando hay humo afuera.
"La gente dice que no es saludable y vemos el humo, lo olemos, pero yo quería saber a qué cantidad de eso estamos expuestos", dijo Fonseca.
Sin duda, los sensores de bajo costo no son tan precisos como los equipos más costosos utilizados por los gobiernos federal y estatal, y las investigaciones muestran que tienden a dar lecturas más altas. Sin embargo, las lecturas del sensor se pueden corregir utilizando una fórmula de EPA.
Los sensores PurpleAir se encuentran entre los sensores de aire de bajo costo más precisos del mercado, según estudios del Distrito de Gestión de la Calidad del Aire de la Costa Sur, la agencia de calidad del aire más grande del sur de California, donde los funcionarios están luchando contra una de las peores calidades de aire de la nación.
De hecho, la EPA coloca los mismos sensores PurpleAir en comunidades como parte de programas de pruebas de calidad de aire en el Medio Oeste, California y comunidades tribales en el noroeste de Estados Unidos. Estos esfuerzos han ayudado a la EPA a obtener una comprensión más completa de la calidad del aire en todas las regiones, dijo un portavoz, y agregó que la agencia consideró que los programas fueron un éxito.
Los expertos aconsejaron a The Post y ProPublica utilizar los sensores de Glades para medir los cambios en la contaminación del aire en tiempo real, no para comparar las medidas exactas con los estándares de la Ley de Aire Limpio.
Los datos de estos sensores parecían respaldar lo que los residentes a menudo describían durante la temporada de quema: el humo llegaba a los vecindarios de manera intermitente.
Nuestros dos sensores en Pahokee midieron la contaminación del aire en tiempo real durante cuatro meses. Así es como lucían los niveles PM2.5 el 21 de diciembre. Aunque se quemaron alrededor de 1,400 acres, las proyecciones mostraron que el humo se alejaría de Pahokee. El informe del sensor fue relativamente estable.
Estos son los niveles PM2.5 a partir del 18 de febrero. Ese día se quemaron aproximadamente 1,800 acres y se proyectaba que el humo soplaría hacia Pahokee. Los sensores detectaron la contaminación del aire por la mañana y por la tarde.
Dado que PM2.5 también puede provenir de fuentes como automóviles e incendios forestales, es difícil vincular estos picos a la quema de cañaverales específicamente. Pero nuestro análisis de más de 100 días de datos encontró picos repetidos en PM2.5 en los días en que el estado autorizó las quemas de caña y se proyectó que el humo soplaríahacia en vez de lejos del pueblo.
Los picos a menudo alcanzaron cuatro veces el nivel de contaminación promedio en el área. Los sensores también reportaron más picos en PM2.5 entre 9 a.m. y 8 p.m. — las horas en que se quema la caña y el humo resultante puede persistir. Estos datos apuntan a un vínculo entre la contaminación del aire y la quema de cañaverales, dijo Christopher Holmes, profesor de la Universidad Estatal de Florida que revisó los hallazgos de las organizaciones de noticias.
Una creciente cantidad de investigaciones indica que cualquier nivel de PM2.5 puede ser dañino, pero es difícil conocer el impacto preciso en la salud de la exposición a estas breves ráfagas que contaminan el aire. Si bien la Organización Mundial de la Salud dice que las PM2.5 no deben exceder los 25 microgramos por metro cúbico durante 24 horas, no existe un estándar para exposiciones que duren menos de una hora.
Las compañías azucareras cuestionaron el análisis de The Post y ProPublica porque se basa en la contaminación medida en intervalos de 10 minutos, en lugar de los promedios de 24 horas que usan los funcionarios estatales y federales. Las empresas agregaron que el monitor Belle Glade no había registrado niveles de PM2.5 que superaran los estándares federales de 24 horas, aunque la EPA dice que el monitor no se puede utilizar para hacer tales mediciones.
Las organizaciones de noticias midieron intervalos más cortos porque cada incendio de cañaveral generalmente dura menos de una hora. Los expertos señalaron que los picos cortos de contaminación podrían no aparecer en los promedios de 24 horas, que incluyen alrededor de 13 horas al día cuando no se quema la caña y rara vez se registran picos de contaminación.
Sheryl Magzamen, profesora de la Universidad Estatal de Colorado que estudia el impacto en la salud de la exposición a toxinas ambientales y revisó el análisis de las organizaciones de noticias, dijo que las breves ráfagas de PM2.5 registradas por los sensores PurpleAir en Glades pueden tener efectos inmediatos en la salud.
"Hemos visto que los picos en la contaminación del aire, incluso los cambios a corto plazo, tuvieron un impacto significativo en el uso de inhaladores, que consideramos como signos de asma y exacerbación de la EPOC [enfermedad pulmonar obstructiva crónica]", dijo, refiriéndose a sus investigaciones previas. "No debería sorprendernos que inhalar humo sea malo para usted".
Magzamen, quien habló sistemáticamente con The Post y ProPublica durante el año pasado, presentó una propuesta de subvención ante la NASA para ampliar la investigación de los medios de comunicación. Su objetivo es asociarse con académicos y líderes comunitarios para implementar una red más grande de sensores en la región azucarera de Florida, examinar datos satelitales y analizar tendencias de salud, acciones que el estado nunca ha tomado.
"Todo el mundo ha dicho, '¿Por qué no estamos estudiando esto?'", comentó. “Estas exposiciones [a la contaminación] están aquí, en nuestras comunidades, y nadie está haciendo nada al respecto”.
Christopher Holmes, profesor de la Universidad Estatal de Florida y experto en monitoreo de la calidad del aire, dijo que el análisis de The Post y ProPublica destaca la necesidad de un mayor escrutinio. Con mejores equipos y datos, las agencias gubernamentales pueden examinar si los picos de contaminación están directamente relacionados con el humo y evaluar el impacto en la salud de los residentes, dijo.
Para tener una idea de lo que experimentaron los residentes de Glades, The Post y ProPublica enviaron mensajes de texto automatizados a 51 residentes de la región en los momentos posteriores a que los sensores de bajo costo detectaran picos de contaminación. Para encontrar participantes, los medios llamaron a cada sexta persona en las listas de votantes del área, tocaron puertas en los vecindarios de Glades y repartieron volantes en los bancos de alimentos.
Algunos se quejaron de tos, picazón en los ojos y dificultad para respirar. Otros simplemente describieron el olor del humo o compartieron imágenes.
Muchos de los que respondieron optaron por permanecer en el anonimato, algunos citando el temor a las repercusiones en una ciudad que depende de las compañías azucareras. “Ceniza en todas partes, respiro con dificultad”, respondió un ex trabajador de un ingenio azucarero con asma severa durante un pico de quema. Pidió que no se usara su nombre por temor a perder los beneficios de jubilación.
Los investigadores de salud y calidad del aire dijeron que algunos de los síntomas que los residentes dicen que experimentaron son consistentes con una exposición elevada a PM2.5.
"No me sorprende que haya efectos incluso con una exposición a corto plazo, especialmente si las exposiciones son repetidas y recurrentes", dijo Frampton, el neumólogo y ex asesor de la EPA. “Si tiene asma, eso puede desencadenar efectos inmediatos. No tiene que durar mucho tiempo".
Una propuesta de regulación de la EPA en 2020, que cita investigaciones sobre la contaminación y los impactos en la salud, señala que la exposición a niveles altos de PM2.5 que duran menos de una hora puede afectar la función cardíaca, promover la formación de coágulos y aumentar la presión arterial. El informe agrega que los estudios han relacionado la mortalidad con exposiciones diarias por debajo del estándar federal de 24 horas. Actualmente, la EPA está reevaluando ese estándar.
Para otros contaminantes, los efectos en la salud relacionados con la exposición a corto plazo han impulsado a la EPA a crear estándares para períodos más cortos, como cada hora o cada cinco minutos. Si bien esa podría ser una opción en este caso, algunos expertos advierten que monitorear el material particulado de la misma manera podría presentar problemas. Por ejemplo, dijo Frampton, con promedios más cortos los gobiernos locales corren el riesgo de violar la Ley de Aire Limpio cada vez que hay una sola ráfaga de contaminación, como un incendio en una casa.
Aun así, agregó, eso no descarta la necesidad de que los reguladores estatales intervengan y aborden la contaminación recurrente a corto plazo, como la quema de cañaverales en las áreas rurales.
"Haga un poco de monitoreo, demuestre que las personas se están exponiendo a algo que está en el rango que se sabe que causa efectos adversos para la salud, y luego haga algo sobre esa situación local", sugirió Frampton.
Por ahora, 10 residentes de Glades han llevado su caso ante un tribunal federal. La denuncia afirma que las compañías de caña de azúcar fueron negligentes al quemar caña y derramar cenizas en la comunidad, a pesar de que existen alternativas.
Los residentes también están pidiendo a la corte que obligue a las empresas azucareras a pagar exámenes anuales de cáncer de pulmón, citando investigaciones de la Organización Mundial de la Salud que relacionan la enfermedad con los mismos contaminantes producidos por la quema de caña. La demanda busca ser colectiva en nombre de miles de personas que viven cerca de los cañaverales.
Pero mientras el caso avanzaba a través del sistema judicial, los legisladores aprobaron una medida en abril para expandir la Ley del Derecho a la Agricultura del estado, que tiene como objetivo proteger a los agricultores de las llamadas demandas por molestias, generalmente presentadas por vecinos que buscan frenar los olores, el ruido y otros efectos secundarios de la agricultura.
Al principio, las leyes del derecho a la agricultura fueron una respuesta a la expansión urbana descontrolada en las décadas de 1970 y 1980, cuando varios estados tomaron medidas para proteger a los agricultores del desarrollo urbanístico que se acercaba a las áreas rurales y los exponía a demandas por prácticas anteriores al crecimiento suburbano. Desde entonces, las leyes se han ampliado para proteger del escrutinio legal a varias prácticas agrícolas y ganaderas.
Los patrocinadores de la legislación insistieron en que no afectaría la demanda pendiente en los Glades. Pero aunque la quema de caña de azúcar no se mencionó en la legislación de Florida, los legisladores agregaron "emisiones de partículas" a la lista de operaciones agrícolas protegidas, creando un obstáculo para quienes buscan demandar en el futuro a los agricultores por la contaminación del aire. DeSantis convirtió la legislación en ley.
Eso significa que el caso actual puede ser el último en Florida en considerar la contaminación de la quema de cañaverales como un tema central. El caso depende de la cuestión de la calidad del aire, dijo Matthew Moore, el principal abogado de los residentes de Glades. Los abogados de la firma de Moore, Berman Law Group con sede en Boca Ratón, contrataron a un ingeniero ambiental que utilizó estimados de modelos de aire que sugerían que las emisiones de contaminación eran más altas que las registradas por el monitor estatal de Belle Glade, según muestran los documentos legales.
En una moción para desestimar el caso, las empresas azucareras citaron lecturas del monitor Belle Glade para escribir que las concentraciones de contaminación "estaban dentro de NAAQS", refiriéndose por sus siglas en inglés a los estándares de la Ley de Aire Limpio, aunque el monitor no se pudo utilizar para determinar eso. La moción de desestimación agregó en su crítica que los denunciantes no "realizaron ningún seguimiento por su cuenta".
El mes pasado, un juez federal dictaminó que el caso debe seguir adelante por negligencia, emisiones de contaminación y demandas de control de la salud. Desestimó dos de las otras reclamaciones de los demandantes que alegaban agresión y violaciones de los derechos civiles. Previamente, el juez desestimó una demanda por molestias, entre otras.
Mientras tanto, los grupos ambientalistas están pidiendo al estado que intensifique su monitoreo. Sierra Club publicó un estudio en mayo, dirigido por un investigador de la Universidad de Miami con sede en Ohio, que encontró que un solo monitor en Belle Glade no puede captar la contaminación por humo en toda la región. Los ambientalistas y los residentes se apoyaron en el informe para presionar por un mejor monitoreo del aire y zonas de amortiguación libres de quema cerca de las ciudades.
Por ahora, residentes como Otishia Harvey conviven con la quema de cañaverales.
Harvey, maestra de escuela primaria, ha pasado la mayor parte de su vida en Glades, criando a cinco hijos en su casa de Pahokee. Ella desarrolló asma cuando era adulta y se despierta regularmente con ataques tan severos que no puede moverse. Hace tres años, después de su primer ataque de asma severo, le enseñó a su hijo Zaiden, entonces de 5 años, cómo colocar gotas de esteroides en tubos que conectan una máscara médica al nebulizador de Harvey, un dispositivo del tamaño de una caja plástica para el almuerzo. Zaiden colocaba la máscara en la cara de su madre y esperaba junto a su cama hasta que su respiración agitada se tornaba más lenta.
Ahora ella trata de lidiar con las quemas de cañaverales evitando el aire libre cuando puede.
“Respirar es lo más normal que puedes hacer. Es la cosa más fácil", dijo. "Pero llega hasta el punto en que si no tomo la medicación para el asma, siento que voy a morir".
Después de un ataque de asma intenso en octubre, contó que su médico le dijo que debería irse de Glades si alguna vez quiere mejorar.
"No es justo", dijo Harvey. "Estoy como la mayoría de la gente aquí. No podemos irnos ".